Para empezar el año he decidido estrenar este blog y empezarlo con una reflexión.

Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Ya estamos en el 2014. Por una parte, parece que fue ayer cuando estaba viviendo en Bergen, y por otra, me parece todo muy lejano.

Puedo afirmar que, pese a los malos momentos, ha sido el mejor año de mi vida. Y digo esto, principalmente porque he descubierto todo un mundo con la fotografía, y he conocido el placer de viajar conociendo lugares y personas. Y, lo que es más importante, ha sido un año que me ha servido para replantearme qué es lo que de verdad quiero hacer en la vida y lo que no.

Cuando me hago la pregunta de qué es lo que quiero, la respuesta que automáticamente sale es que quiero viajar. Recorrer el mundo con la cámara, retratando lugares y personas. Y, cada vez que me hago esta pregunta, también me hago la contraria: ¿qué no quiero en mi vida? La respuesta la tengo clara: no quiero trabajar encerrado en un despacho durante ocho horas los cinco días de la semana; no quiero llevar una vida monótona donde lo único que haga es ir de casa al trabajo y del trabajo a casa; en definitiva, no quiero vivir para trabajar. La vida es demasiada corta como para desaprovecharla.

Ahora es cuando me tocará lidiar con todos los miedos que llegan y son más intensos cuanto más seguro estoy de mis ideas. También es ahora cuando tocará lidiar con todos esos miedos a lo desconocido y a lo que se sale del guión que nos implantan desde pequeños. Esa creo que será la parte más difícil de todo.

Espero que en este nuevo año que comienza podáis cumplir vuestros sueños e ilusiones. Que sea un año, que cuando lo recordéis, consiga sacaros una sonrisa.

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