
Recuerdo viajar de pequeño con mis padres en coche. Viajes por carreteras que nos llevarían hasta Cullera. Era habitual que, entre canciones y muchas horas de sueño, salieran las palabras “Luna de Valencia” en las conversaciones. Igual es verdad que la luna en la zona mediterránea tiene un brillo singular.
La razón de ese pequeño viaje al pasado se debe a que hace unos días volvía a Cullera en coche y vi que la luna se mostraba con una belleza especial. No pude evitar parar y, por suerte, el trípode se encontraba en el coche. Era una noche con mucho viento, en la que yo me encontraba en una escollera haciendo fotos. Todo ello mientras intentaba que el trípode se moviese lo menos posible.
Sólo por ver el reflejo de la luna en las aguas del Mediterráneo, mereció la pena. Aunque mi fotografía no hace justicia a la belleza de la escena.
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